Música

miércoles, 7 de abril de 2010

Arcoíris.


Si quieres ver el arcoíris, primero espera pacientemente
a que escampe la lluvia.


Estas eran las palabras que Alice se repetía siempre. Vivía
en un pueblo en el que la lluvia era algo permanente y la
paciencia era su mayor don.

Llovió toda la mañana, y toda esta mañana de lluvia
Alice esperó sentada al lado de la ventana de su habitación
con su libro favorito, esperando a que la persistente lluvia
amainara.

Tenía la vista clavada en el libro y el oído pendiente del
sonido que producía la lluvia al golpear el el tejado.

De repente dejó de percibir este sonido y de golpe levantó
la vista del libro y miró por la ventana.

Ya no llovía, y aquel torrencial aguacero típico de su
pueblo dio paso a una hermosa estampa. Alice
podía contemplar la belleza de los verdes parajes
y el gran lago desde su ventana.

La vista era espléndida y se sintió privilegiada.
Salió como flecha de su casa y cuando se vio fuera empezó
a correr y a correr por la zona mientras con ávidos ojos lo
contemplaba todo. Los campos de rosas, los girasoles,
las violetas, y muchos más. Era un explosión de cientos
de colores, era increíble, se sentía afortunada por tener
tal privilegio.

Abrió los brazos y empezó a bailar dando vueltas y más
vueltas en círculos, hasta que algo la distrajo en el cielo.
Miró a lo alto y se encontró con el arcoíris. Gritó en voz
alta, repitió para sí cada uno de los colores de este bello
fenómeno: "rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil,
violeta", los colores del arcoíris. El arcoíris en sí,
era su recompensa a tantos días de persistenes lluvias.

Alice se sentía la niña más feliz del mundo, no cambiaría sus
tesoros por nada.

Los colores le dan luz y alegría a la vida. Las coloridas flores son símbolo
de amor y felicidad.

Alice se quedó contemplando una vez más el precioso arcoíris que adornaba el
cielo ahora despejado de nubes.

Sonrió y nuevamente corrió por el paraje con los brazos abiertos. Su vestido
amarillo y su pelo rubio ondeaban por la acción del viento que también golpeaba
en su cara.

Alice empezó a correr cada vez más y más deprisa y a agitar sus bracitos. Deseó
con todas sus fuerzas ser una gaviota para poder volar. Alice se había enamorado
de la naturaleza.

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Una felicidad que solo tiene dos palabras:


1º: PRIMAVERA!


2º: esa me la guardo para mí!

3 susurros:

Anónimo dijo...

Jaja tú siempre te guardas todo para ti.

Me he imaginado a Alice como una mezcla entre Heidi y Alicia en el País de las Maravillas xD

Un beso, me gusta mucho todo lo que escribes, guapa =)

Leticia dijo...

gracias!
y si!
esa me la guardo para mi pero la conoces de sobra!
pero shhhhhhh

Unknown dijo...

jajaj es mu chulo!!!! :D

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