Música

miércoles, 3 de febrero de 2010

Una mano hacia el abismo (2)

...Abro la puerta de cristal que comunica la casa con el jardín.

Y la veo, sigue ahí, igual que la última vez que la vi, de pie al lado de la piscina. Con la misma luz sobrenatural que tanto me atrae.
Me acerco despacio, pero sin dudar voy hacia ella. Extiendo mis brazos e intento tocarla. Pero como desde el principio, es ella quien domina la situación, y pega mis brazos a mi cuerpo. Sin dudarlo, levanta una de sus finas manos y acaricia mis mejillas. Va deslizando sus suaves dedos hacia mi cuello y llega a mi torso, en donde se le une su otra mano. Ambas acarician mi pecho, suave, paulatinamente. De pronto, ambas manos sujetan mis brazos.
Es increíble lo fuerte que es, aunque no debería extrañarme, ya que es la muerte disfrazada de mujer que viene por mí, ha conseguido embelesarme, me ha atrapado en sus redes. Y ahora contra natura, yo soy todo suyo y no me importa.
Su blancura casi me ciega y, maravillado, contemplo su rostro. Tiene un lunar sobre el labio superior, es muy pequeño, pero es precioso. Sus cejas son perfectas, y su piel, su piel que desprende un aroma embriagador que me desorienta y me hace perder los sentidos.
Está fría como un cadáver, es como un pequeño polo norte en medio de un desierto. Casi podría pensar que está muerta.
Poco a poco tira de mí hacia abajo y me hinca de rodillas frente a ella, descubro que me mira con lástima, casi con pena. Sujeta mi rostro con ambas manos, se arrodilla frente a mí, pega su frente a la mía, y noto cómo su nariz fría se roza contra la mía.
Siento que el sudor que cubría mi cara se congela y un escalofrío recorre mi columna vertebral. Ella, despacio y en voz baja me susurra: "Pobre inmortal". Y una fina lágrima brillante recorre una de sus mejillas.
Se ha puesto nuevamente en pie. Yo sigo ahí, arrodillado, y no puedo dejar de mirarla. Ella coge mi cabeza y la gira hacia un lado. Con su larga uña recorre mi desnuda garganta, y se inclina. Roza sus labios en mi cuello y lo noto, todo el vello se me riza.
Dos pequeños pinchazos, noto cómo poco a poco me voy desmayando, voy perdiendo fuerzas, pero sigue sin importarme porque no hago nada por remediarlo. Siento un ardor insoportable, como un ácido que recorre mis venas, una ponzoña que envenena mi sangre. Que me carcome poco a poco, me estremezco y caigo al suelo.
Sigo consciente, la veo marcharse por el mismo lugar por el que vino. Con ella se lleva la luz y me deja en la total oscuridad, perdido y medio muerto.
Me despierto de golpe, sudando. Lo primero que hago es tocarme el cuello. Busco la mordedura por todas partes, la señal que me diga que lo que he vivido es real, pero no encuentro nada.
Pero era tan creíble, tan vivida. Que juraría que lo he vivido de verdad.

Supongo que el calor ha hecho que sueñe, así que apago la luz y sigo durmiendo. Solo ha sido un sueño.

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to George, fondly. Leticia

Esta es la parte final de: Una mano hacia el abismo, espero que os guste, y que sigáis leyendo lo que escribo. Un beso a todos.

4 susurros:

Carla dijo...

Y yo quéee!! A mi no me quieres, verdad bruja aburrida? :P Está muy bieeen

Leticia dijo...

ya!! jaja claro que te quiero... para demostrartelo me pasé por tu blog!!

Anónimo dijo...

Locas! Joii, ya sabes que me gusta mucho esta historia =)

Leticia dijo...

ya lo se!! fuiste la primera en leerla o bueno escucherla por telefono! jaja!!

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