-Raúl- mi madre me despierta de mis pensamientos- ¿En qué piensas?
-En nada mamá, lo de siempre... Ya sabes...
-Tienes que dejar de atormentarte, la culpa no fue tuya.
-Ya mamá. Pero... -me tiembla la barbilla, estoy intentando no llorar, pero me es imposible. Al final acaban saliendo dos fino hilillos brillantes de mis ojos.
Después de los golpes que nos ha dado la vida, somos casi inmunes al dolor, pero de vez en cuando es imposible evitar llorar, sobre todo para mamá. - ¿Cuánto tiempo más me quedaré aquí?
Levanto la cabeza de la cama y descubro a mi madre mirando por la ventana... supongo que a ningún sitio, con la mirada perdida en quién sabe dónde- los siento pero no estaba escuchando, perdona hijo. ¿Me decías que...?
-¿Cuánto tiempo más seguiré en el hospital? Me gustaría volver a ver a mis amigos. Ismael viene todas las tardes después de clase a verme. Pero no es lo mismo. Mamá echo de menos a todos los demás, el colegio, mi habitación, mis libros... - Pone cara dubitativa, sé que no sabe qué decirme. En fin tendré que seguir aquí hasta que el doctor me de el alta.
Acaba de entrar papá, oigo a mi madre dar un suspiro de alivio. Ya no tendrá que contestar a mi pregunta. Pero lo que ella no sabe es que me he reservado la más fuerte pare cuando estuvieran los dos.
Al final los miro, y consigo soltar la pregunta que he estado intentando formular todo el día. Pero al final lo suelto de la forma más clara y sencilla- ¿Ya no podré volver a caminar, verdad?
Se han quedado desconcertados mirándome ambos intermitentemente a mi y luego entre ellos. Es una situación muy incómoda. - De todas formas lo sé, no hace falta que me contestéis. Vuestras miradas lo dicen todo.
Abren la boca los dos a la vez. Pero mamá deja hablar a papá. Las palabras sales de su boca atropellándose unas con otras. Mamá aprieta su mano con fuerza y al final consigue relajarse un poco - Esto... hijo verás... es algo difícil de explicar...
No, no es complicado - le interrumpo casi con un grito - lo único que quiero que me digas es sí o no, ya está, no te pido más - Al oír mis palabras mi madre rompe a llorar descontroladamente - ¡Lo sabía!
- Los médicos dicen que con la rehabilitación quizás, dentro de un tiempo, puedas volver a caminar - Sé que se está viendo obligado a decirme esto. Sé que intenta que me relaje, y se lo agradezco... pero ya no tengo doce años ni estoy ciego. Puedo ver perfectamente que sus caras denotan inseguridad. Antes puede que me lo creyera, pero ya no.
Estoy un poco fuera de lugar, me tiembla la barbilla. Estoy furioso. ¿Cómo se pueden atrever a mentirme?, no tienen ningún derecho. ¡Es mi vida!
Creo que me he pasado un poco, mis gritos deben haberse oído en todo el pasillo porque la enfermera acaba de entrar en mi habitación.
Veo que se acerca hacia mi cama y de repente me inyecta en el cuentagotas algo que no sé con exactitud qué es. Supongo que un calmante.
Poco a poco noto cómo mis ojos poco a poco se van cerrando, lenta, pausadamente...
Oigo pasos y alguien más entra en mi habitación, puedo oír la voz de Ismael, los sollozos de mi madre. Hasta sumergirme en un profundo sueño.
-----
Perdonar el retraso.... EXÁMENES....
miércoles, 12 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 susurros:
Difícil abstraerse del hecho de que el protagonista de tan duro relato se llama igal queno.
Suerte en los exámenes.
hola !!!!!!!!
me encanta tu blog !!!
olle, te he seguido !!!
sigueme tu tambien y pasate por mi blog !!!
chao !
cuidate !!
Debe ser muy duro pasar por algo asi... mucha fuerza en tu relato..
Gracias por comentar en mi blog
Suerte en tus examenes.. andamos igual
jeje
XD
Publicar un comentario