Hoy, quince de octubre hace cinco años desde aquel trágico día. He de reconocer que poco a poco he ido consiguiendo ganar parte de la movilidad de mis piernas. También reconozco que de no haber sido por mi testarudez, habría empezado antes con la rehabilitación.
Mis padres, Ismael y desde hace dos años Laura, mi novia, me han apoyado. Siempre han estado a mi lado.
Dentro de dos semanas es mi cumpleaños. Sé que hay algo que no me quieren contar, me están preparando una sorpresa. Eso hace que me anime un poco más.
Estos últimos años han sido algo moviditos. Casi todos los días de rehabilitación Laura e Ismael me llevan al hospital y me ayudan con todo. A mis antiguos compañeros de colegio prácticamente no los veo, la mayoría se han marchado a la universidad. Pero de vez en cuando recibo correos electrónicos de algunos de ellos.
En mis tiempos libres sigo inmerso en mis libros. He empezado a escribir cuentos cortos e incluso estoy trabajando en una novela, que estoy a punto de terminar, Laura las ha leído todas y le han gustando mucho.
Todos los fines de semana me lleva a tomar un helado y a dar una vuelta y nos pasamos la tarde entera platicando.
-Deberías hacerte escritor.Tienes talento. No te lo digo por que seas mi novio , cualquier persona que leyera estas maravillas te lo diría. - levanta la vista de los folios y me mira fijamente a los ojos. Sus ojos son negros, de un negro profundo, como dos pozos sin fondo.
Me he ruborizado un poco y ella sonríe - Me encanta la mujer de la historia, es fantástica, luchadora, es una gran mujer.
- Es como tú- le contesto, mientras acaricio la palma de su mano con mis dedos - Ella también se ha ruborizado y ahora soy yo el que sonríe.- No entiendo cómo puedes estar conmigo ¡Mírame! - le digo abriendo los brazos y haciendo ademán de empujar la silla hacia atrás para que me veo. - Una chica como tú, con una persona como yo que no puede...
Ha silenciado mis palabras poniendo un dedo sobre mis labios. -Shh- ,me dice. Me mira con tanta ternura, que por un momento me olvido de todo.- No me enamoré de ti por tu físico, aunque hay que reconocer que eres muy guapo.- sonreímos los dos a la vez- Eres distinto, la verdad es que no tengo palabras para definirte.
Se pone de pie, se acerca hacia mi, se agacha a la altura de mi oido. -Te quiero- me susurra, y un cosquilleo recorre mi cuerpo hasta la punta de los dedos de las manos.- Y no seas tonto deja ya de comerte la cabeza.
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Cada vez queda menosss...
martes, 25 de mayo de 2010
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2 susurros:
Que bonita esperanza....
En verdad un buen relato.. dale continuacion
Gracias por escribir!!!
XD
Ya veo que en tus relatos ejercitas el juego de la "esperanza". No es mala idea invocar tan buen valor en estos tiempos.
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