Camino

Por la larga senda de mi existencia fui en busca de viejos
recuerdos y vivires de otra vida... Mi querida casa se
encontraba al final de una oscura y poco concurrida calle,
de la que bellos recuerdo guardaba. Blancas palomas calladas
dormitaban en los árboles y las farolas del parque infantil alumbraban el camino a los transeúntes nocturnos.

Ella me vio por la ventana, encendió la luz del recibidor, salió al
rellano y en cuanto estuvo fuera se precipitó a mi encuentro.
Miró con sus grandes ojos verdes a los míos, yo descubrí los suyos
llenos de lágrimas. Ella me dijo con voz temblorosa y casi en un
susurro apenas perceptible: "¿Dónde estabas?".

Yo miraba cómo sus viejas y arrugadas manos se movían nerviosa-
mente, mientras yo seguía quieto delante de ella. Pretendía responderle cuando las palabras huyeron de mis labios, me quedé callado y
sin saber qué decir. Pensé y pensé y no supe que responder, no pude
recordar en dónde había estado, no recordaba mi nombre...

Ahora, sus ojos y los míos estaban anegados de lágrimas. Decididamente,
me tendió una de sus viejas manos, gesto que yo acepté rápidamente. Ella
dibujó una sonrisa en su cara que marcó aún más sus preciosas arrugas de
persona que ha vivido una vida larga.

Marchamos los dos hacia la puerta de nuestro hogar, cogidos de la mano. Y
en cuanto la puerta se cerró la luz de la entrada titilo en la brisa nocturna y
se apagó, dejando la solitaria calle a oscuras.

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Dedicado con amor a los enfermos de alzheimer
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INSTITUTO NACIONAL DE NEUROLOGÍA Y NEUROCIRUGÍA